martes, 24 de mayo de 2011

LOS BABY TEACHERS

Los hijos del Neo liberalismo

Por Carlos Fajardo Fajardo*

Hijos del neoliberalismo –en realidad neoconservadores- han sido educados para obedecer, aceptar y aplicar las ordenanzas de un capitalismo mordaz. Alabar y no rechazar son sus slogans. Con tales actitudes aspiran a fortalecer los regímenes antes que a mostrar sus debilidades. Son los nuevos técnicos del pensamiento. Alfabetizados en las tecnologías, han hecho de éstas un tótem supremo desde las cuales creen conocer en profundidad el mundo, la realidad del mismo. Despolitizados, des-socializados, individualistas y tecnócratas, se estremecen ante la palabra confrontación. Seguidores del pensamiento utensiliar, son monaguillos que vuelven culto los reglamentos autoritarios de la educación. Son los baby teacher de las universidades: eficaces, eficientes, autómatas bilingües, “todo terreno”, choferes de las tecnologías. Gestionan sin queja la dictadura normativa de las llamadas investigaciones universitarias. Hijos del neoliberalismo, baby teacher de las instituciones.

En Colombia, existen grandes laboratorios que los producen en serie y se reproducen exponencialmente. Todos han egresado de universidades que les tocó sufrir el azote de la Ley 30, la cual no sólo impulsó una agresiva privatización, sino que las ahogó en su misma sustancia al obligarlas a llevar un plan acelerado de acreditación acorde a las exigencias del mercado global. Como consecuencia, se desmontaron currículos, se ajustaron los planes de estudio a nefastos objetivos y se desterró todo proyecto de una pedagogía crítica y renovadora.
En varios aspectos, los discursos doctrinales, religiosos, moralistas y políticos de esta primera década del siglo XXI, se asemejan a los de la llamada Regeneración de la República Conservadora impuesta en el país desde 1880 hasta 1930: servidumbre hacendaria y partidista, maniqueísmos religiosos y morales, conservadurismo, ideología imperial y papal, controles a la educación, censura camuflada, obstáculos a la modernidad crítico-creativa, centralismo intelectual, rechazo a la autonomía del intelectual disidente.

Todas las pocas conquistas de autonomía universitaria, docente, estudiantil, e intelectual lograda en los años sesenta hasta mediados de los ochenta, fueron diluyéndose y cambiándose por una adaptación servicial e integrada al “nuevo orden global”. La consolidación de la economía de mercado, del poder de los medios masivos de comunicación, de las tecnologías digitales, la urbanización e inmigración masiva, la privatización en serie y en serio, la banalización de la cultura, son algunos contextos sobre los cuales se desarrolló y se llevó a cabo el pensamiento neo-conservador de última hora. Como consecuencias observamos el paso de los intelectuales críticos a los baby teacher “todo terreno”, adaptados al son que les toquen.

Desde aproximadamente 1990 un cambio radical ha impactado en las estructuras universitarias. Todos sus estamentos han sido lentamente transformados. El neoliberalismo atrapó las libertades colectivas e individuales que todavía eran posibles en las instituciones tanto públicas como privadas. Así, los profesores, estudiantes e intelectuales entraron a un espacio de mayor control. Se impuso un lenguaje administrativo y ecónomo. Con ello se pasó de una activa reflexión a la sumisión de la gestión. Entonces, conceptos tales como, eficiencia, eficacia, competitividad, flexibilización, administración e insumos, entraron a formar parte del lenguaje en los ámbitos educativos. Como resultado tenemos un nuevo tipo de intelectual: el docente eficiente con lenguaje ecónomo. El denominado “relevo generacional”, es decir, jóvenes profesores que reemplazan a los viejos intelectuales de vanguardia crítica, y el nombramiento de economistas y de administradores en los mandos medios de dirección académica, garantizan las reformas curriculares acorde con las demandas neoliberales. Golpe bajo al trabajo crítico y humanista; ganancia para el trabajo administrativo. Burócratas contra intelectuales.

De manera que la Universidad se adapta a las exigencias del mercado edificando el llamado por algunos teóricos “capitalismo académico”: una “Universidad emprendedora”, lo que quiere decir subordinada a la mercantilización de sus componentes. El “capitalismo académico”, el cual ha sido impuesto como política central por los países de élite, asume la educación como industria, fábrica, como businnes university. La Universidad queda reducida a un bazar de servicios educativos y de bienes simbólicos y culturales, con clientes y accionistas (los estudiantes), con obreros y asalariados (los profesores), con productos (los resultados de las investigaciones, los saberes y conocimientos) y gerentes ecónomos, administradores (directivas). En este bazar universitario a los logros académicos de los profesores se les evalúa o controla de forma cuantitativa, es decir, por la cantidad de productos de investigación, de publicaciones, de cátedras, de participación en eventos. Al profesorado se le trata como a un insumo, un objeto consumible y consumidor.

Las lógicas de la comercialización de la eficacia y de las competencias de rentabilidad dominan el territorio.¿Dónde la autonomía crítica del docente intelectual? Los baby teacher dan la respuesta: son cosas del pasado dicen; peticiones de una historia muerta, enterrada. En su lenguaje dan un no a la memoria y un sí al “ahorismo” consumible, adaptado. La instrucción y formación de docentes que hacen de la tecnocracia algo plenipotenciario, o bien que asumen la modernización tecnológica, impuesta desde arriba, con preocupante ingenuidad, es una de las más grandes heridas en el corazón de la academia. Ante la reflexión se propone la gestión; frente al debate político y cultural se irrumpe con una relajación pragmática; contra una actitud de confrontación y diferencia, se establece una postura de adaptación, aceptación y confort académico. Es la “mercadización” de lo social, de lo educativo, donde triunfan las dinámicas de lo administrativo, del “gerencialismo”. De esta forma, la paranoia, la autocensura y el conformismo se reivindican en estos escenarios empresariales de hipervigilancia y control competitivo.

El ascenso del pensamiento neoconservador y de la globalización económica neoliberal ha contribuido a crear este tipo de docente universitario adaptado y adaptable. De modo que al joven docente le han otorgado un papel de legitimador político, cultural y moral de los regímenes hegemónicos. Atrás quedaron los tiempos del intelectual disidente, las posiciones libertarias. ¡Oh baby teacher, bienvenidos al futuro!

*Poeta, ensayista y catedrático colombiano

viernes, 13 de mayo de 2011

ILUSIÓN ÓPTICA


El Capitalismo el Cronos Actual...


Por:
Yesid Fernando Muñoz Blanco
Estudiante de Administración de Empresas.

Lo que al principio parecía ser, la salida a todos los pobres, no es más que una fotografía de una puerta y no la puerta en sí, ¡vaya! muy pocos se atreven a hablar y es por eso que se deben escribir novelas que hagan despertar a los hombres del gran velo que ata los ojos, y los pensamientos, incluso los deseos más íntimos, tal como lo hizo, Soto Aparicio, en su novela la Rebelión de la Ratas, él reprodujo de manera novelesca una realidad cruda y aterradora, de nuestro pueblo, que aún sigue sometido, y esclavizado, he aquí el dilema, la aporía, el juego; pensamos si la colonización nos hizo más daño que bien; sin embargo la mayoría de los males provienen desde que el “hombre blanco piso esta tierra nueva”, la independencia fue sólo un paño que alivianó crudos recuerdos pero las heridas aún no sanas, siguen manando e irrigando a toda Latinoamérica, a Colombia finalmente, puesto que el único salvavidas vendría a ser otrora el Cristianismo, y ahora con el mismo sentido marcado de “maquiavelismo” perverso: el Capitalismo.
Aquí no se trata de describir personajes de la novela, aquí se trata de identificar si no es eso lo que determina la conducta humana, y si aún en medio de tantas empresas extranjeras el “pueblo” se ve resentido y no queda más que aceptar, antes se les llamaba salarios miserable, hoy contratos por prestación de servicios que no se comprometen a pagar más de lo que corresponde al capitalismo perverso de las empresas nacionales o extranjeras, -creo- que la forma de explotación se mutó, se insertó en el imaginario colectivo de los perros que ladran al sistema esperando que caiga un hueso de las mesas que son como emporios o trasnacionales, y agradecemos los favores recibidos de nuestros agresores que nos tienen como colonias periféricas de sus cuotas globales.
El problema es que somos parte de ellos y el capitalismo ya es una meta común, el sindicato tal y como sucedió en la rebelión de las ratas, aún sin saberlo fue un medio para pedir a gritos de manera desesperada la llegada de la sociedad contaminada y enferma. Una reacción inevitable cuando la enfermedad de la sociedad causada por los Otros, los de afuera, nos obliga a callar cundo la solución está en nuestras manos, “somos libres” y eso lo entendieron los personajes de la Rebelión de las Ratas: “como la vida de un hombre cambia bruscamente cuando el capitalismo invade su espacio, cambia sus costumbres y trasforma al hombre en un ser destructivo”.
¡Vaya! es triste decirlo, pero no somos más que muñecos, en un juego donde las cabezas poderosas manejan al mundo, es brutal pero la libertad no existe en un mundo con estas reglas el del más fuerte, he aquí donde, no es el hecho de que se hablen idiomas diferentes, pero cuando se trabaja por un bien común, telepáticamente entendemos al otro sin necesidad de hablar, y es que hace muchos años no hay necesidades en común y mucho menos trabajo por la humanidad, es por eso que la comunicación no existe, y no todo es tan claro, ni dicho, ni comprendido, solo se actúa en pro de un crecimiento que vemos en el mundo de los carros lujosos, salarios altos, casas, empresas, pero es eso lo que necesita la humanidad, es eso lo que quieren empresas nuevas, el desarrollo del país al que ingresan los que nacen, continua con los mismos imaginarios colectivos: el de ser esclavos disfrazados por un salario, igual que en la época que se escribió la rebelión de las ratas, solo que con leyes se trata de dar analgésico para que la ilusión siga viéndose real.
Eduardo Galeano, en su ensayo las Venas Abiertas de América Latina, dice y habla de lo que ve a través de los años, y esta frase es más que cierta “no asistimos en estas tierras a la infancia del capitalismo, sino a su cruenta decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo, es su consecuencia”. Visto de esta manera se nos acaba la ilusión y comenzamos a ver con más claridad, de que el tiempo pasa y que la explotación cambia de camisa, y “los países subdesarrollados” hoy llamados en “procesos de desarrollo” siguen siendo los mismos, y los “hombres callan, y fingen que todo está bien, que las leyes y empresas se manejan bien, que recibir el impuesto predial y una porcentaje por la exportación de carbón está bien, es¿ que acaso no son nuestras tierras? , es ¿que acaso eso no nos pertenece?, nos ponen cadenas que hoy son horas laboradas por dinero, que sólo alcanza para subsistir, la educación que permite ver más allá está privatizada por nuestros hombres que se hacen llamar lideres, los cuales están contaminados y buscan el progreso individual.
¿Quien hace una rebelión?, o es todo una ilusión óptica, que tan creíble puede ser, es quizás por la educción que recibimos, nos han enseñado a callar, porque los que dirigen el monopolio del Estado siempre tienen una respuesta sin justificación, que justificamos por nuestro progreso, como dice Eduardo Galeano: “nuestros países se vuelven ecos y van perdiendo la propia voz. Dependen de otros. Existen en tanto dan respuesta a las necesidades de otro”.
Para Galeano “el circulo vicioso es perfecto, la deuda externa y la inversión extranjera obligan a multiplicar las exportaciones que ella mismas van devorando. La tarea no puede llevarse a cabo con buenos modales. Para que los trabajadores latinoamericanos cumplan con sus funciones de rehenes de la prosperidad ajena han de mantenerse prisioneros del lado de adentro o del lado de afuera de los barrotes de las cárceles”.
Lamentablemente eso somos, bestias sin almas, de carga “según los europeos”, y cuando las arrojamos al abismo, sólo nos encontramos en que estamos atados a un crecimiento que no cosecha en este país, y ellos como grandes sistemas ostentan las delicias que con esfuerzo, sueños, luchas, se produce en estos países, que están llenos de “violencia”, no existe armonía dentro de lo que somos y lo que queremos ser, el pueblo está interconectado, una especie de dolor los multiplica, para ellos ese es el orden y¿ para nosotros? o acaso es el sofisma de la libertad y la igualdad, el problema es que la sociedad vive como mendigando al extranjero, y se siente inferior, y cuando posee la luz para la libertad el plomo acalla las voces, pero la ilusión óptica del capitalismos a tronchado corazones y cerebros, ocultando la firmeza de los pueblos latinoamericanos, de nuevo se repite la historia y hoy somos esclavos, de una manera más consiente, tanto así que deseamos serlo, es el fin último, para eso nos creo la sociedad capitalista y no me refiero al sistema sino a los que dirigen el sistema, el león negro es el rey, y hasta que el león blanco que todos llevamos dentro no se despierte seguiremos esclavos y rehenes de la ilusión del capitalismo.
Bibliografía
Aparicio Soto, Fernando. La Rebelión de las Ratas. Bogotá, Ed. Bedout, 1985.
Galeano, Eduardo. Las venas abiertas de América Latina. Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1997.

martes, 10 de mayo de 2011

RONDANDO LÍMITES


AUTOR: LUIS GERMÁN VARGAS PAREDES

Hay noches como esta en las que me ubico en una especie de línea divisoria, en un limbo que separa el mundo de la desesperanza y el mundo del engaño. Siento, con profunda sensación de debilidad la existencia, más que desfigurada, ajena, terrorífica. Es en ese instante en el que siento con más furia el peso de mi propia vida. Vulnerable ante cualquier acto o sensación, no queda más que soportar el azote de una existencia que se mese entre la pasión y la flaqueza. Impotente y desolado, abandonado hasta de mi propia alma, soy incapaz de dar el paso. El precio de mi indecisión es bastante alto: habitar en medio de dos mundos opuestos entre sí. Habitar por un lado, con la certeza de vivir en un mundo de muertos, en el mundo del deseo, del propósito, en el mundo de la proyección, de la salvación, en el mundo de la esperanza y el porvenir, y habitar, por otro lado, con una sensación inexorable del verdadero propósito de la existencia: aprender a vivir desengañado, en una especie de subsuelo, aprender a vivir en el mundo desprovisto de velo, sin aditivos, sin maquillaje, en el mundo desencantado, carente de conceptos. En suma, mi estadía se ubica en la angustia, bien sea por nostalgia, bien sea por carencia.
Y es allí, en ese preciso lugar, en ese preciso momento y en ese preciso estado en el que el mundo me aplasta sin compasión, cayéndome como un yunque en el pecho, asfixiándome. Advierto aquí que no soy tan fuerte, que mi cuerpo es incapaz de soportar semejante presión. El mundo se torna denso, brumoso, desconocido, extraño, oscuro, tedioso. Difícilmente puedo pensarlo, difícilmente puedo acercármele. Me siento un desgraciado, un desalmado, un demonio desterrado, una masa amorfa sin contenido esencial, medio muerto, indeciso, en todo caso.
Contemplar el mundo desde la clandestinidad que propone la noche, desde el abismo del alma, me ha vuelto un desolado, un sin sol, un vago…recuerdo, un miserable. Soy un sin sombra, sin evidencia ni reflejo, una herida ambulante, una herida sin tratar, putrefacta y olorosa. El dolor que produce es altamente insoportable: me despelleja, me envenena, me carcome, me violenta. Sin cura a la vista, no queda más que verla crecer, que verla como se expande. Proyecto con mi miseria la miseria del mundo. La herida se ha convertido en mis ojos y el resultado, descaradamente tormentoso.
Arrastro mi cuerpo desahuciado mientras siento cómo uno y otro mundo descargan sobre mí sus escombros y desechos. Mis pasos son lentos, raquíticos, pesados. Cada paso se convierte en una tortura, en un insulto a mi cuerpo descarnado. Todo me fatiga. Soy un moribundo cargando el cadáver del mundo.
Hago lo posible por alejarme de allí, de caer de una vez por todas a uno u otro lado de la línea que habito. Pretendo distraerme, mirar a otro lugar. Siento necesidad de cerrar mis ojos, de tapar mis orejas. No ver, ni escuchar, ni sentir, abandonarme, esconderme o soñar que vuelvo a perderme entre las cosas, entre el manto que las recubre. Pretensión inútil, pues la distracción no es más que otra forma de engaño. Estoy cansado de engañarme, sin embargo, niego el paso hacia el subsuelo, a la profunda vacuidad.
Sin más, recurro a mi exorcismo o al menos a tratar de apaciguar mis demonios plasmándolos en un papel, buscando la manera de volverlos palabra. Pero ahora las palabras están tan pesadas y lejanas, tan ausentes de mí que sucumbo al primer intento. Mendigo palabras, al menos una que amaine mi sofoco, que calme mi angustia, que apacigüe mi condena. Pero ya no están, ya no hay, ya no existen para mí, se diluyen, se evaporan. Soy un desposeído de la palabra.
Sin sustento vital, vagabundeo los instantes que se tornan vacíos, inútiles. Ya no hay vida. Todo se degrada, todo se decolora. Instantes sin contenido, palabras impronunciables.
Tal vez este sea el precio de mirar con indecisión el mundo, de mirar, por un lado, a través del ensueño, del encanto y la esperanza, y por el otro, de mirar con una claridad tal que estremece, asusta y paraliza. No lo sé. Y es que cuando advierto que la vida consiste en llenar instante tras instante con contenidos sin propósito, en alimentar esperanzas, mundos fantasmagóricos y mundos por-venir, cuando advierto que la vida no es más que un truco de un mago para enceguecerme con la luz de la ilusión, ya nada queda salvo desear con profunda envidia la telaraña que cubre las pupilas de los ojos de los demás, de aquellos que todavía creen.
Por fortuna, este umbral aparece de vez en cuando, pero cuando lo hace, su presencia es devastadora, cruel y despiadada, como esta noche, de la cual aún no he podido reponerme.

lunes, 2 de mayo de 2011

OSAMA BIN LADEN Y LA IDIOTA DE LOS HERMANOS KARAMAZOV


Roma o la Ramera de la Libertad
Los brazos se agitan, las voces aclaman con fervor y danzan sobre el cadáver social, llámese democracia liberal o republicanismo, es allí precisamente donde el impulso vital del odio refuerza el deseo y la barbaridad política, social y religiosa, todo ello, es decir, esa artritis-blenorreica fluye y se la denomina: libertad y justicia, esa cosa finalmente termina explotando sobre esos rostros rosados que ociosamente aman su maldad, eso que les escupen sus gobernantes, pues, entre bellacos finalmente se entienden; maldad diseñada para someter y amedrentar: el “imperio” lo reclama, los apátridas, y los ostentosos de la igualdad liberal lo buscan, lo diseñan, lo maquinan, lo justifican y por ultimo lo exportan, como pomada para los ojos, eso significa que ni con toda la saliva que debe haber en la boca de Dios, seriamos capaces de dar luz a los ojos de todos los ciegos de este mundo, pues el sistema político les vende su ceguera por los mismos canales que operan gracias a su mezcla afrodisiaca de metralla y petróleo, puesto que somos todos los creadores y legitimadores de esas verdades, corrosivas y benéficas: Dios y el Diablo, amigo – enemigo, razón y fe, terrorismo y seguridad, falsación y olvido.
Cristo a muerto, y así se aprestan desde aquella época a regar la voz, a utilizar cualquier medio posible para salvaguardar la Roma o, a la Ramera de la libertad, la que reafirma lo que ya todos sabemos, la capacidad destructora de las palabras y el silencio estúpido de los que asisten como “burros” condenados a la simulación, al reflejo, a vivir entre sombras difusas, al espectáculo de la muerte ya sea como ensoñación o como reafirmación de lo que somos y sentimos, es decir, la pornografía bélica y militar de los Estados poderosos. Y con ello al aniquilamiento de una sociedad subsumida por lo religioso, ahora el sentimiento de lo islámico por lo islámico, se agita ante las puertas de lo musulmán vs el seudo-cristianismo norteamericano: la estrategia de la libertad y la igualdad, nada ha cambiado desde que Roma es Roma, -o sea- Roma como sinónimo de exterminación y destrucción y todo lo que ello encierra, pues, con Cristo murió el cristianismo, y aún así siempre necesitamos un ángel y un demonio, una cruz y una redención, un fusil y una sábana blanca para esconder el cadáver podrido de la fe, o de la razón, con desesperación entonces surge lo inevitable: “Crucificadle, Crucificadle, Crucificadle”, al final el malhechor siempre se sale con la suya.
“Osama Bin Laden is dead”, bellas palabras o idioteces bien contadas para idiotas más idiotas que la idiota de los hermanos Karamazov, pues, la idiota no era otra cosa que la sociedad Rusa de aquel tiempo, eso es lo que creo de toda este nuevo falso positivo de la sociedad norteamericana, no sabía si reírme o cambiar de canal al ver frente a la White House, a un número no determinado de libres-acéfalos celebrando el triunfo de todo un grupo de Estados sobre la cabeza de un sólo hombre o de muchos hombres también detrás de ese enigma llamado Al Qaeda, “puesto que la sangre es de alguna forma es espíritu”, hoy estamos de nuevo, creyendo lo que tenemos que creer: LA VERDAD.
Sin embargo, el falso positivo haya o no haya un cadáver llamado Osama Bin Laden, está haciendo, o causando el efecto esperado, la bolsas en el mundo se mueven, el petróleo sube o baja de precio, se justifica el poderío militar de arrasar o de quebrar sistemas políticos y culturas, en fin, el hecho es que el espectáculo vende y llena las arcas de las grandes multinacionales bélicas o comunicativas, pues nuestra justicia ya sea Rawlsiana o Habermasiana, justifica –creo- esos orificios que destilan la porquería que nutre o alimenta al mundo cosmopolita y seductor del Estado-nación, pues entre todos tenemos que salvar a esos los idiotas útiles que danzan frente al fantasma blanco de la libertad y la justicia. Al tiempo que un premio Nobel de Paz, asegura su presidencia por otro período de verdades cometidas a desmedro de una sociedad cada vez más gamberra y mediocre; al afirmar de que somos menos terroristas si Dios bendice a nuestro pueblo cada vez que nos cagamos sobre el rostro de nuestros enemigos.
Y mientras tanto en Colombia nuestro héroes siguen confesando bravíamente como entraron a la casa de un campesino, y luego de asesinarlo, vestirlo para la foto en los medios de comunicación y hacerlo pasar por guerrillero, confirma lo que pasa en Oriente Medio, o, aquí, que el premio para estos asesinos disfrazados son quince días de descanso merecido por la labor realizada: quizás entre tragos, putas y pólvora negra revuelta con coca, esa que tanto persiguen para erradicarla, pero tranquilos todos, pues no debemos temer ya que nuestros héroes de la patria continúan vigilantes de la seguridad, de sembradíos y no sé qué otras cosas que seguramente tienen en ascuas a terratenientes, industriales y familias necesitadas de que se les cuide.