El año que termina ha dado su brazo a torcer, un largo estadio de levantamientos sociales, guerras fallidas, de celebraciones y despropósitos globales, pues, “la primavera árabe” parece más bien el infierno árido del petroleo. El cuerpo mundial que lideran los países desarrollados está a punto de colapsar, el oro del mundo no es ya suficiente para que los remilgosos poderes del capitalismo cesen de acumular más riquezas para un par de banqueros y unas cuantas familias rancias como sus métodos de explotación. Sin embargo los pormenores de la academia no son suficientes para entender el desplome de sus teorías, las redes sociales han brindado sus frutos en un colectivo que busca identificarse y salir a las calles a protestar contra el uso y el abuso de los sistemas de poder, pero tales apariciones en la esfera de lo público como el caso de los “indignados”, no pasa de ser, eso, la diarrea de un puñado de mujeres y hombres que ladran al sistema que los oprime sin atreverse a soltar el hueso que los entretiene mientras sus babas son el elixir que nutre el jardín hegemónico-capitalista de todos los Rockefeller's que en medio de sus filantropías hecha para zombies juegan a los dados con las políticas globales en favor o en contra de un pueblo u otro.
Así que el 2011 trajo consigo los estragos de los reactores nucleares del Japón, los vientos de recesión de la comunidad europea, el aumento de los dispositivos de poder y control en medio oriente, pues, el petroleo después de la primera guerra mundial, sigue siendo el principal combustible para la invasión y extrapolación de culturas enteras. En este año los canales de televisión han hecho de las suyas con las consignas Mayas del fin del Mundo. Brujos, magos, hechiceros, adivinos, falsos videntes, gente de toda clase han predicho el hundimiento del sistema capitalista, pero aún así viven de los dividendos por tales prácticas, enfermedad o no, el mundo es cada vez más amplio, las fronteras se alejan cada vez más de un mundo posibilitado por el reconocimiento del Otro. Judíos, Árabes, Negros, Blancos, latinos, “sudacas” como nos dicen los gilipollas Españoles, todos comen y beben de la misma mierda destilada por los organismo de control social, político, militar y tecnológicos, pilar del nuevo tercer-latifundismo global donde todos conviven como ratas preñadas de miserias y desigualdades sociales. El futuro es apenas un forcejeo entre la “razón y la sin razón” como diría el mismísimo Don Cervantes.
El palo no está para cuchara diría mi abuela María Dolores Gales Posada, al parecer hija de un español que se vino dando tumbos hasta donde supuestamente el oro brillaba debajo de cualquier tronco por allá en al época donde aún el olor a indio enfermo, y trapos quemados era el pan de cada día, eran los tiempos de la guerra de los Mil días, donde el río Magdalena era la autopista selvática donde todos los europeos cagaban y meaban desde hacia rato todos los males del Estado Moderno, y los tiempos cien años después no han cambiado mucho, seguimos entregando el pedazo de Estado que tenemos a los mismos que nos ofrecen baratijas comerciales, acuerdos binacionales, TLC'S, pues, la rancia oligarquía se viste de paño y corbata para agradar a los blancos europeos ocultando su olor a tapa rabos, y de esa forma poder cerrar tratos con los murciélagos blancos que gozan de nuestra estupidez ideológica, vasalla, colonial y esclavista, para la muestra el último viaje del presidente Santos a la realeza inglesa. Nada más traído de los cabellos, que estos esperpentos que nos ha dado la madre patria como nuestros adalides, estrafalarios comerciantes de quina y caucho, poetas e ilustres centellas y rayos capaces de venderse por un té y una varita de incienso.
De cualquier modo hacia rato que no escribía en este espacio, pues, no tengo las dotes estilísticas de un tipo como Daniel Samper Ospina para hacerlo con tal frecuencia, supongo yo, que este Samper tendrá algo que ver con el Samper de la regeneración o degeneración de finales de mil ochocientos, hijos todos estos, y dueños de periódicos, revistas o pasquines, radio y televisión, los que por centurias viven y chupan la sangre del anoréxico Estado colombiano. El 2011 fue un año para el caso colombiano de tibios destapes de ollas podridas como los robos en el sistema de salud, en la contratación vial, en la sector educativo, etc, destapes que nos afecten finalmente el status quos de los mismos “pájaros, cachiporros, gamonales y finqueros” que década tras década suben al poder a dirigir los designios de la madre patria. Nadie nos rendirá cuenta sobre los estragos de Fukushima, ni por los estragos del medio ambiente, ni por los hambrunas del África, ni por los millones de peces muertos gracias a la contaminación de mares y ríos de la gran industria química y militar. En otras palabras espero de corazón que para el 2012 entre el diablo y escoja como va ser en definitiva el fin del mundo, pues, no creo que el hijo de Dios tenga las agallas de enfrentarse de nuevo a sus congéneres, pues ahora si que son peligrosos con armas de fuego letales y con el apoyo de medio mundo, los Judíos, no creo que estén dispuestos a dejar que alguien se declare su rey cuando ellos son los reyes del vasto imperio de las armas, las drogas, los bancos y la recetas nucleares que les permite ser en definitiva los herederos de este mundo, su mundo de tinieblas y profecías.
Por otro lado y para terminar, la musica, el arte, la tragedia, la visión de terror diez años después de la caída de las torres gemelas, el ayuno de los banqueros, no han sido suficientes para olvidar y volver siempre a rezar la novena, a comer tamal, tragar buñuelos y natilla, disfrazarse de papa Noel, a beber como cosacos y disparar sobre techos de lamina y cartón dejando a más de un lisiado producto del desenfreno de un país hecho para las armas y los pormenores de la guerra, donde aún resuenan en las selvas colombianas el asedio de las tropas tras los quelonios de la guerrilla de las FARC, que bien siguen siendo un buen negocio para los que viven de las armas y de las drogas, principalmente las familias de esmoquin y machete que se pasean por los salones del palacio presidencial, ideando cómo robar sin ensuciarse sus guantes blancos, dejando en el ambiente que todo lo malo que nos pasa, o es culpa del diablo, la guerrilla, o la mala suerte de no haber nacido para mear y beber en bacinillas de oro al igual que personajes como Berlusconi, o el maldito de George Bush. El 2011 fue un año estupendo, en definitiva, para todos aquellos que venden excremento ideologizado en cajillas mágicas como los celulares, televisores y los inventos dejados por el ultimo sabio de la vida: Steve Jobs.
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