viernes, 13 de mayo de 2011

ILUSIÓN ÓPTICA


El Capitalismo el Cronos Actual...


Por:
Yesid Fernando Muñoz Blanco
Estudiante de Administración de Empresas.

Lo que al principio parecía ser, la salida a todos los pobres, no es más que una fotografía de una puerta y no la puerta en sí, ¡vaya! muy pocos se atreven a hablar y es por eso que se deben escribir novelas que hagan despertar a los hombres del gran velo que ata los ojos, y los pensamientos, incluso los deseos más íntimos, tal como lo hizo, Soto Aparicio, en su novela la Rebelión de la Ratas, él reprodujo de manera novelesca una realidad cruda y aterradora, de nuestro pueblo, que aún sigue sometido, y esclavizado, he aquí el dilema, la aporía, el juego; pensamos si la colonización nos hizo más daño que bien; sin embargo la mayoría de los males provienen desde que el “hombre blanco piso esta tierra nueva”, la independencia fue sólo un paño que alivianó crudos recuerdos pero las heridas aún no sanas, siguen manando e irrigando a toda Latinoamérica, a Colombia finalmente, puesto que el único salvavidas vendría a ser otrora el Cristianismo, y ahora con el mismo sentido marcado de “maquiavelismo” perverso: el Capitalismo.
Aquí no se trata de describir personajes de la novela, aquí se trata de identificar si no es eso lo que determina la conducta humana, y si aún en medio de tantas empresas extranjeras el “pueblo” se ve resentido y no queda más que aceptar, antes se les llamaba salarios miserable, hoy contratos por prestación de servicios que no se comprometen a pagar más de lo que corresponde al capitalismo perverso de las empresas nacionales o extranjeras, -creo- que la forma de explotación se mutó, se insertó en el imaginario colectivo de los perros que ladran al sistema esperando que caiga un hueso de las mesas que son como emporios o trasnacionales, y agradecemos los favores recibidos de nuestros agresores que nos tienen como colonias periféricas de sus cuotas globales.
El problema es que somos parte de ellos y el capitalismo ya es una meta común, el sindicato tal y como sucedió en la rebelión de las ratas, aún sin saberlo fue un medio para pedir a gritos de manera desesperada la llegada de la sociedad contaminada y enferma. Una reacción inevitable cuando la enfermedad de la sociedad causada por los Otros, los de afuera, nos obliga a callar cundo la solución está en nuestras manos, “somos libres” y eso lo entendieron los personajes de la Rebelión de las Ratas: “como la vida de un hombre cambia bruscamente cuando el capitalismo invade su espacio, cambia sus costumbres y trasforma al hombre en un ser destructivo”.
¡Vaya! es triste decirlo, pero no somos más que muñecos, en un juego donde las cabezas poderosas manejan al mundo, es brutal pero la libertad no existe en un mundo con estas reglas el del más fuerte, he aquí donde, no es el hecho de que se hablen idiomas diferentes, pero cuando se trabaja por un bien común, telepáticamente entendemos al otro sin necesidad de hablar, y es que hace muchos años no hay necesidades en común y mucho menos trabajo por la humanidad, es por eso que la comunicación no existe, y no todo es tan claro, ni dicho, ni comprendido, solo se actúa en pro de un crecimiento que vemos en el mundo de los carros lujosos, salarios altos, casas, empresas, pero es eso lo que necesita la humanidad, es eso lo que quieren empresas nuevas, el desarrollo del país al que ingresan los que nacen, continua con los mismos imaginarios colectivos: el de ser esclavos disfrazados por un salario, igual que en la época que se escribió la rebelión de las ratas, solo que con leyes se trata de dar analgésico para que la ilusión siga viéndose real.
Eduardo Galeano, en su ensayo las Venas Abiertas de América Latina, dice y habla de lo que ve a través de los años, y esta frase es más que cierta “no asistimos en estas tierras a la infancia del capitalismo, sino a su cruenta decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo, es su consecuencia”. Visto de esta manera se nos acaba la ilusión y comenzamos a ver con más claridad, de que el tiempo pasa y que la explotación cambia de camisa, y “los países subdesarrollados” hoy llamados en “procesos de desarrollo” siguen siendo los mismos, y los “hombres callan, y fingen que todo está bien, que las leyes y empresas se manejan bien, que recibir el impuesto predial y una porcentaje por la exportación de carbón está bien, es¿ que acaso no son nuestras tierras? , es ¿que acaso eso no nos pertenece?, nos ponen cadenas que hoy son horas laboradas por dinero, que sólo alcanza para subsistir, la educación que permite ver más allá está privatizada por nuestros hombres que se hacen llamar lideres, los cuales están contaminados y buscan el progreso individual.
¿Quien hace una rebelión?, o es todo una ilusión óptica, que tan creíble puede ser, es quizás por la educción que recibimos, nos han enseñado a callar, porque los que dirigen el monopolio del Estado siempre tienen una respuesta sin justificación, que justificamos por nuestro progreso, como dice Eduardo Galeano: “nuestros países se vuelven ecos y van perdiendo la propia voz. Dependen de otros. Existen en tanto dan respuesta a las necesidades de otro”.
Para Galeano “el circulo vicioso es perfecto, la deuda externa y la inversión extranjera obligan a multiplicar las exportaciones que ella mismas van devorando. La tarea no puede llevarse a cabo con buenos modales. Para que los trabajadores latinoamericanos cumplan con sus funciones de rehenes de la prosperidad ajena han de mantenerse prisioneros del lado de adentro o del lado de afuera de los barrotes de las cárceles”.
Lamentablemente eso somos, bestias sin almas, de carga “según los europeos”, y cuando las arrojamos al abismo, sólo nos encontramos en que estamos atados a un crecimiento que no cosecha en este país, y ellos como grandes sistemas ostentan las delicias que con esfuerzo, sueños, luchas, se produce en estos países, que están llenos de “violencia”, no existe armonía dentro de lo que somos y lo que queremos ser, el pueblo está interconectado, una especie de dolor los multiplica, para ellos ese es el orden y¿ para nosotros? o acaso es el sofisma de la libertad y la igualdad, el problema es que la sociedad vive como mendigando al extranjero, y se siente inferior, y cuando posee la luz para la libertad el plomo acalla las voces, pero la ilusión óptica del capitalismos a tronchado corazones y cerebros, ocultando la firmeza de los pueblos latinoamericanos, de nuevo se repite la historia y hoy somos esclavos, de una manera más consiente, tanto así que deseamos serlo, es el fin último, para eso nos creo la sociedad capitalista y no me refiero al sistema sino a los que dirigen el sistema, el león negro es el rey, y hasta que el león blanco que todos llevamos dentro no se despierte seguiremos esclavos y rehenes de la ilusión del capitalismo.
Bibliografía
Aparicio Soto, Fernando. La Rebelión de las Ratas. Bogotá, Ed. Bedout, 1985.
Galeano, Eduardo. Las venas abiertas de América Latina. Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1997.

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