miércoles, 22 de febrero de 2012

El SEXO DE DIOS





A la hora de hablar de “Sexo” la situación se torna un tanto pegajosa, libidinosa, misteriosa, temeraria, es decir, que no sabemos si estamos frente a la esencia de la cosa, o en su defecto en la sustancia misma de la cosa que quiso Dios fuera la causa en sí de la posibilidad misma que tiene el sexo de crear el hermoso caos que tiene al mundo al borde del exterminio total si nos vamos a una guerra limite entre los Estados que buscan liderar  y dominar esta cosa que gira sobre su propio eje. Iraquíes, Iraníes y los mismos Judíos son el claro ejemplo de porque el sexo es a fin de cuentas el malestar de tantos deseos reprimidos por siglos enteros, todos han desarrollo con el paso del tiempo lo que yo llamo la “Política del Origen”, ellos dicen ser los guardianes de los genes del primer polvo que se echaron en la tierra, no sabemos cómo ni dónde, pero la cuestión es que detrás de semejante enjambrare de ideas y costumbres la religión así como los medios de producción mueven su arsenal de mercancías: condones, tampones, medicamentos para que ellas no conciban, jabones, grilletes imaginarios como el sexo es pecado o gracias al sexo Dios achicharró a Sodoma y Gomorra, así las cosas el sexo como producción de sentimientos es un buen negocio.


Todos tiran de sus concepciones como guardianes -menos los perros y las perras- que lo hacen y lo disfrutan sin darse la cara. Ahora bien, el hombre cayo en el fondo o rescoldo de la potencia que dicha materia: el “Sexo” nos procura, siempre bajo el temor de aparearnos a partir de la misma fuerza vital que el sexo posee, por ejemplo el hombre (Adán) hubo de habérselas con su igual (Eva), pues gracias al gusto por el sexo el mundo urbano que hoy poseemos terminó siendo el resultado de la lógica misma de la necesidad de tenerlo, de poseerlo, de disfrutarlo, de salir en busca de él a los parques, a los moteles, a las plazas, a  las calles, a las cantinas, a los prostíbulos, pues, el sexo después de Adán y Eva se convirtió en “practica” de ricos y pobres, hasta los hijos de Dios bajaron a practicarlo con las hermosas de aquellos tiempos. Ahora bien el sexo como arma, es otra cosa, se convierte en control, en sujeción, en progresión sistemática del sexo como producción de marketing social, económico, religioso y el más temible de todos: el sexo como arma de guerra, el sexo como arma económica, como arma que castra la identidad cultural de los pueblos ajenos a las religiones que engloban y maldicen el mundo, allí el sexo se convierte también en extrapolación del sexo como instinto.


Pero nadie habla del sexo como inspiración, del sexo como desentrañamiento del ser, o el sexo como metafísica de la música, o que gracias al sexo los poetas pueden escribir antipoemas, o poemas gnósticos como los de Gabriela Mistral, o poemas desesperados como los de García Lorca, e incluso del sexo como trazos en la pintura de Picasso. No podemos pasar tampoco desapercibidos sobre el cielo de la filosofía, pues, gracias al sexo hombres como: Santo Tomás, Leibniz, Descartes, Kant, Hegel, Kierkegaard o Heidegger se echaron tremendos pajazos tan largos que aún hoy todavía nos siguen escupiendo sus babas enfermizas acerca de la política como razón de ser de la justicia y de la justicia como Organon de la idea de Dios, del Estado, de la dialéctica del "amo y el esclavo", o escritos sobre el Humanismo después de haber encendido los hornos crematorios en los campos de concentración nazis. El sexo da para todo hasta para enseñar en las escuelas a que los niños y niñas aprendan a masturbase, tan decadente ha caído el hombre que la ineptitud empueja para que en los colegios del mundo occidental gasten los millones que tu quieras tratando de enseñar aquello que al mismísimo Dios se le escapo de la mano: EL “SEXO”.


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