El mundo está en
“Crisis”. En uno de sus
extremos se encuentra aún la Razón Moderna, llena de laberintos,
entretejida por un sin número de hilos progresistas, económicos,
naturales, religiosos y guerreristas. Al otro lado, como en una
especie de bruma metafísica se encuentra la vida misma, la vida con
sus ires y venires, la de aquellos, la de todos. Qué es la vida, le
pregunté aquella vez a María Dolores Gales Posada de Mier, mi
abuela, y ella sin titubear, -como ya lo dije alguna vez-; que todo
aquello sucedió mientras estudiaba el problema de la cuadratura del
tiempo, en: Qué es el Tiempo, -es lo que acaece- según Heidegger,
en Tiempo y Ser. Ella respondió, la vida es: “un pedazo de yuca
con un buen pedazo de queso”; el ojo del Tiempo desde aquel
entonces no ha dejado de llamar mi atención, no ha dejado que
aquella respuesta ronde mis escrutinios existenciales y filosóficos.
Mientras
Heidegger titubea, hablando sobre, regiones del Ser, Dolores
simplemente dice “pedazo”, que según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua significa: 1.
Parte o porción de algo separada del todo. 2.
Cualquier parte de un todo físico o moral. La vida es entonces yuca
y queso, la yuca es la naturaleza como sustento, como porción de la
realidad unidad a una totalidad cosmológica más compleja; mientras
el queso es la técnica, la “Téchne”, el arte o el oficio,
que se desarrolla para
perfeccionarse a sí mismo, en este caso, el queso, es la porción
moral de la vida, aquello que me invita a continuar en el mundo, a
permanecer de frente al tiempo y contra el tiempo.
“Un
buen pedazo de queso”, es la naturaleza artificial que complementa
el todo pensado, el todo inimaginable, el todo acuñado en la nada,
en las fisuras del espacio/tiempo, ese que buscan dominar los físicos
a toda prisa, a toda prisa quieren encontrar la “partícula
de Dios”, o bosón
de Heiggs, en la realidad, en
las conjeturas de la física y la matemática, en los espasmos del
universo, en los fotones que viajan en todas las direcciones
buscando partículas de vida para preñarlas de misterio. Yuca/queso,
el matrimonio entre la vida y la muerte, entre los agujeros cuánticos
y las políticas ambientales que nos venden a diario en los “medios
de comunicación”.
Entre
la yuca y el queso, se encuentra la nada, esa micro-fisura nanológica
e invisible donde el hombre busca afanosamente tierra firme, suelo,
buena materia orgánica donde sembrar el Dios del Desarrollo
Económico, ese espectro del mundo tecnológico que cada vez desafía
a la vieja razón instrumental al crear guerras, y noticias
ficticias, -como los espectros que utilizan en Medio Oriente los
aliados en una guerra sistemática para quedarse con el petroleo
de la región- mundos artificiales elaborados por la banca mundial,
por los banqueros y religiosos, María Dolores, lo sabía, pues,
cuando me lo dijo rondaba los noventa años, tiempo suficiente para
desgarrarse en el mundo y volver de nuevo a la nada, al silencio de
la materia que parió el Bing bang.
La
yuca es, pues, la bio, lo
ecológico que María Dolores plantea, es decir, la ecología
entendida como: Ecosistema
(del griego «οίκος» oikos="casa",
y «λóγος» logos="
conocimiento"), por ello, la oikos es la casa, nuestro planeta,
la tierra del hombre de campo, de los millones de africanos que son
arrasados por las multinacionales que buscan diamantes, uranio,
petroleo, coltán y todo aquello que mueva la industria tecnológica,
y aquí las tierras de nuestros ancestros son el epicentro de los
caníbales industriales y mineros que llegan como la lluvia ácida
que devora el medio ambiente: Nuestro Nihilismo Ecológico.
Buscamos
un mundo mejor en medio de la “nada ecológica”, curioseando el
planeta rojo, mientras dejamos este como aquel, ¡vaya paradoja del
hombre!, estupidez grandilocuente de las raza blanca, de los “Stupid
White Men”, del mundo occidental; esos que patrocinan las
multinacionales y petroleras que bajo la égida de GreenPeace, no son
más que las calaveras invisibles que llegan a nuestros territorios
saqueando y explotando a los “irracionales” de la época, o sea,
a los asalariados del pago mínimo y a los “técnicos”
universalizados por doquier, y quienes brillan por su idiotez en las
aulas de clase, según su condición, sean públicas o privadas las
instituciones, donde son entrenados como monos, nadie escapa al
Nihilismo ecológico, mundo que María Dolores, disfrutó y gozó al
menos con su yuca y su queso libre de químicos y de vacas con tetas
sintéticas que dan “leche de soya”. A María Dolores Gales le
debo que: un bosón de Heiggs,
es cuando uno se come la yuca con el queso, y al día siguiente el
sol vuelve aparecer como si nada... trayendo consigo el pescado y el
plátano que había olvidado en algún lugar del tiempo.
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