La
espesa bruma de la noche había traído un fuerte olor a
incertidumbre, las calles estaban solas, y el viento corría
apresurado en busca de su destino de nada. La luz de la ventana se
apagó y la casa quedó oscura, mientras ella estiraba sus piernas
cansadas y sus brazos maltrechos por la jornada del día. Las
cortinas de sus ojos se cerraron y se embarcó en un viaje de cuatro
horas, que la llevó a la plaza de la capital, la multitud gritaba en
medio de carteles y de frases en contra de las políticas estatales.
Quinti con su mochila arahuaca empezó a entrar en medio de la gente
buscando a su comadre Remigia con quien tenía la costumbre desde
hacía más de cincuenta años de salir a cuantas protestas
organizaban. Vio al fondo la cabeza blanca de su comadre y con el
abrazo de siempre la saludó y le dijo: aquí estoy, dispuesta a
luchar contra las políticas de esos politiqueros hijos de su madre
y, Remigia sonrió alcahueta porque sabía que sus casi noventa años
le habían quitado muchas de aquellas fuerzas vitales.
Comadre
la verdad es que nuestros nietos están siendo educados mal o yo no
sé para que, imagínese que ahora con tantos cambios de decretos
para enseñar y evaluar a los muchachos se ha llevado a la educación
a un tira y afloje que los niños salen así, no saben para dónde
van, para qué pueden servir. Remigia le contestó Quinti, en las
escuelas gracias a las políticas educativas están creando un tipo
de sujetos o pelaos carentes de sentido. Según el artículo 5 de la
ley general de la educación, se debe enseñar para que los muchachos
sean sujetos íntegros, pero como se puede medir por ejemplo la
capacidad o la competencia de los pelaos en lo que respecta a lo
ético o lo moral. El problema es que todo lo quieren volver
medición, análisis, resultado.
La
mañana estaba fresca cosa rara en una pequeña ciudad donde a las
seis de la mañana la temperatura rodea los treinta y dos grados, un
paseo vallenato que critica la relación de los maestros con el
Estado se escucha desde la tarima. Quinti, le dijo Remigia, así como
dice esa canción es que estamos, nosotras que somos las gallinas de
abajo estamos cagadas porque las gallinas de arriba sólo sirven para
cagarnos, a veces cuando llego a la casa y veo las noticias me
encuentro con que los estudiantes salen a protestar y me digo: carajo
por lo menos hay algunos que tienen ese espíritu aún. Es necesario
que las gallinas de abajo nos sacudamos, necesitamos que se enseñe a
los muchachos a pensar para emanciparse de sí mismos primero, porque
ellos están esclavos de las necesidades que les han creado, y luego
del mundo, para que lo transformen.
El
problema es que el currículo lo diseñan para todo lo contrario si
se le pide a las escuelas que deben mostrar resultados en unas
pruebas nacionales o internacionales, éstas en el afán de aparecer
en una buena posición hacen del enseñar un mero instrumento para
mostrar resultados medibles y fácticos, independientemente de lo
demás.
Quinti
que en ese momento se secaba una gota de sudor, le dijo: Remigia lo
que se supone o más bien, lo que hacen las escuelas es un producto
estandarizado llamado egresado, eso es precisamente a lo que se
dedican y no es ilegal, ni va en contra del fin de la educación,
porque en la ley general se remarca un fin instrumental y de
reificación de los muchachos, limitados a ver la vida como mera
temporalidad productiva, donde en vacaciones pueden disfrutar de
algunos placeres, el resto del tiempo deben producir para ser útiles
a la sociedad. Mira como en el numeral once del artículo cinco de la
ley general dice que se debe enseñar para “La formación en la
práctica del trabajo, mediante los conocimientos técnicos y
habilidades, así como en la valoración del mismo como fundamento
del desarrollo individual y social”. Al pelao hay que enseñarle
para que trabaje, debe producir, como este es uno de los fines sólo
por medio de una evaluación que mida las competencias para realizar
una labor se puede conseguir tal fin y además, debe valorar ese
trabajo para llenar de sentido su vida reducida al mero trabajar. Es
una visión retrograda, esto fue lo que hizo Baxter el pastor inglés
con los seguidores del protestantismo, crear un imaginario colectivo
donde para alcanzar la gloria de Dios debían trabajar el mayor
tiempo posible, y dicen que son políticas modernas, puro reciclaje.
Quinti,
es que en todo eso hay una lucha que es aparente, porque entonces,
los problemas que la sociedad tiene y que seguirán apareciendo más,
eso es seguro, no se busca solucionarlos con la educación sino que
la educación los fomenta en la medida en que pone en práctica las
políticas estatales sobre la educación, ahora que tu hablas del
numeral once se me viene a la cabeza lo que dice en relación a lo
que estamos hablando el numeral nueve, sobre lo que debe promover el
colegio: “El desarrollo de la capacidad crítica, reflexiva y
analítica que fortalezca el avance científico y tecnológico
nacional, orientado con prioridad al mejoramiento cultural y de la
calidad de la vida de la población, a la participación en la
búsqueda de alternativas de solución a los problemas y al progreso
social y económico del país”. Mira que las facultades mentales de
los muchachos deben realizarse en prioridad a los avances científicos
y tecnológicos, que tienen como fin mejorar la calidad de vida, el
progreso social y económico del país. Ahí está claramente si la
pretensión o el fin es instrumental la evaluación no puede hacerse
de otra forma.
Lo
que estás queriendo decir Remigia es que así como están las cosas
una evaluación crítica es inaplicable o mejor no útil para lo que
se busca con la educación en los jóvenes. Puede ser, a mi me parece
que estamos en una sociedad instrumentalizada, donde somos meros
objetos, y se requiere romper con esa concepción, de lo contrario
estamos jodidos. Enseñar debe ser una cuestión critica y así
evaluar desde una perspectiva critica, por lo tanto, se debe hacer un
tipo de práctica subversiva de la enseñanza. Cuando digo subversiva
quiero aclararte, no me refiero a hacer violencia ni a destruir nada,
lo que quiero decir, es que necesitamos subvertir el orden de las
cosas. Cuando se evalúa con el rendimiento o el aprendizaje con un
formato numérico ahí queda sentado de entrada la visión que se
tiene del muchacho.
Las
voces se fueron diluyendo un golpeteo sobre las tejas de zinc
anunciaban un aguacero que se precipitaría muy pronto. Quinti tomó
la ponchera y la puso en la sala donde caía una gotera siempre que
llovía, tomó la silla mecedora y se puso a fumar un cigarrillo piel
roja sin filtro, los que fumaba desde hacia treinta años, con la luz
encendida abrió los ojos y vio caer la gota que en sus cuentas era
la número cien, tenía por costumbre observar las cosas con
detenimiento sin importar el tiempo. Yo debo enseñar sin estar
preocupada por el año escolar. A uno no le pueden exigir como a un
fabricante de mesas que haga cien mesas en un determinado tiempo, los
muchachos no son cosas, y cada uno tiene un tiempo para asimilar su
experiencia educativa y su aprendizaje, se decía, mientras el tac de
las gotas le recordaba el sonido sordo del tac del reloj del salón
de clase.
Ahora
debo lograr como sea, que máximo el cinco por ciento de los
estudiantes sea el porcentaje de perdida en mi salón, gracias a esa
dichosa ley. Con esa maña que tenemos de aplicar experiencias
internacionales en nuestro medio, basados en los intereses
económico-políticos de los organismos transnacionales, estamos
haciéndonos cada vez más cosas de uso. El estado plantea que el
niño que repite un año es una plata que se perdió en la educación
del mismo, todo lo ve desde lo económico. Nos venden la idea de que
eso es un mal para la sociedad porque ese capital se puede usar para
la solución de otros problemas sociales, cuento, solo es puro
cuento.
Sus
manos
se
volvieron
un
libro
y
ella
con
una
sonrisa
de
sorpresa
y
miedo
leyó:
“12.
La
formación
para
la
promoción
y
preservación
de
la
salud
y
la
higiene,
la
prevención
integral
de
problemas
socialmente
relevantes,
la
educación
física,
la
recreación,
el
deporte
y
la
utilización
adecuada
del
tiempo
libre,
y
13.
La
promoción
en
la
persona
y
en
la
sociedad
de
la
capacidad
para
crear,
investigar,
adoptar
la
tecnología
que
se
requiere
en
los
procesos
de
desarrollo
del
país
y
le
permita
al
educando
ingresar
al
sector
productivo”,
cerró
el
libro
y
se
lo
llevó
a
la
cabeza,
sintió
de
nuevo
sus
manos.
Maldita
sea
gritó.
Convirtieron
la
escuela
en
una
fábrica,
por
eso
allí
todo
es
un
proceso
productivo.
Ahora
debo
sentirme
realizada
si
los
pelaos
al
terminar
el
colegio
consiguen
un
trabajo,
esto
es
pura
educación
para
la
repetición
de
la
sobrevivencia,
se
requiere
que
los
hombres
sobrevivan
para
que
haya
progreso
económico
y
social,
es
decir,
para
que
existan
los
mediocres
y
quienes
sin
dejar
de
ser
mediocres
mantengan
el
status
quo
con
el
poder.
Freire
tenía
razón
se
requiere
enseñar
para
que
las
capas
bajas
de
la
sociedad
se
revelen
contra
ese
orden.
Aquí
se
encuentra
el
biopoder
en
toda
su
práctica,
como
apunta
Foucault,
la
escuela
siempre
ha
sido
un
mecanismo
de
vigilancia
y
castigo,
y
no
ha
dejado
de
serlo,
lo
que
pasa
es
que
ahora
vigila
la
producción
de
egresados
escolares,
el
título
es
el
registro
de
excelente,
buena
o
mala
calidad,
el
producto
sale
para
empezar
a
ser
útil
o
lo
que
es
lo
mismo
consumible
por
la
sociedad.
Con
las
políticas
de
los
organismos
transnacionales
en
cuestiones
educativas
se
evalúan
las
competencias
de
los
estudiantes
en
cuanto
saber
hacer,
es
lo
que
Hanna
Arendt,
llama
el
homo
faber,
éste
no
sólo
es
instrumentalizado,
sino,
que
instrumentaliza
todo
a
su
alrededor.
Es
incapaz
de
llenar
de
sentido
lo
que
construye
por
eso
le
es
fácil
destruirlo,
porque
reconoce
con
facilidad
que
todo
aquello
que
es
hecho
por
sus
manos
puede
ser
destruidos
por
ellas
mismas.
En
este
orden
de
ideas,
el
estudiante
se
convierte
en
lo
que
Michael
Foucault
denomina
el
homo
economicus,
o
el
hombre
empresa.
Maneja
su
vida
como
ésta,
desde
el
punto
de
vista
de
la
producción
analiza
gastos,
entradas,
ganancias,
etc.,
es
decir,
es
un
instrumento
para
el
desarrollo
económico
del
Estado,
por
eso
la
evaluación
que
se
hace
está
más
por
el
lado
de
la
competitividad
que
del
conocimiento.
Ahora
bien,
se
cuestiona
el
aprendizaje
de
conceptos,
sin
embargo,
el
conocimiento
debe
hacer
referencia
a
la
crítica
como
la
entendía
Kant,
para
que
pueda
contener
un
sentido
antropológico,
y
de
esta
forma
cuestionar
si
lo
que
se
hace
o
existe
es
válido
o
no.
Así
la
escuela
dejó
de
ser
un
centro
de
enseñanza
para
convertirse
en
un
centro
de
producción,
la
ley
230
es
un
ejemplo
de
esa
visión
fabril
que
se
plantea
en
la
educación,
sacar
el
mayor
número
de
jóvenes
con
sus
estudios
en
primaria
y
bachillerato
en
el
menor
tiempo
posible,
rapidez
y
producción
en
masa.
Caminaba
por la orilla del río con los pies descalzos, llevaba un vestido de
flores rojas que ese medio día podía verse a lo lejos, gracias al
resplandor eterno del sol. A la distancia vio acercarse a dos niñas
que la saludaron con una sonrisa de campo, olió la vida y en ese
momento recordó un video de un panel sobre la reforma a la
evaluación en la educación, toda la discusión y por un simple
número, creían haber cambiado sustancialmente el modelo evaluativo
y que va, es la misma mierda, se dijo. Acostumbraba a usar palabras
fuerte cuando algo no le molestaba. Sobre todo porque al final quedó
la sensación de que el problema es responsabilidad de los
profesores. Estamos bonitos se decía mientras caminaba, nos culpan
de los problemas de la educación, ahora todas las mañanas hago la
oración del docente pecador: yo confieso ante ustedes colegas y ante
el ministerio de educación que he hecho de los jóvenes unos tontos,
genuflexos, pendejos y unos objetos, por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa, por eso ruego a santa María Cecilia y a vosotros
colegas que intercedaís por mi ante el ministerio de educación,
nuestro amo, señor y yugo. Amén, amén, amén.
Pero
que culpable vamos a ser si lo que hemos hecho es aplicar al pie de
la letra lo que dice la ley, que no nos vengan con el cuento que los
pelaos no tienen sentido cívico, o que nuestra sociedad carece de
valores si es que en la escuela eso es secundario. Que no salgan con
el cuento de la identidad si no se enseña ni se evalúa para que el
pelao se identifique con algo. Y salen diciendo que se debe enseñar
para “El estudio y la comprensión crítica de la cultura nacional
y de la diversidad étnica y cultural del país, como fundamento de
la unidad nacional y de su identidad”. Con esos eufemismos baratos,
engañan a los pendejos, creen que a punta de leyes y decretos
mejoran esta vaina, partida de legalistas, que como buenos abogados
llenan las páginas con terminologías rimbombantes.
La
evaluación cuantitativa está para conocer que tanto sabe hacer el
estudiante, no su capacidad de acción. Por lo tanto, lo que estamos
haciendo es hacerlos cada vez más inactivos, pasivos. ¿no será que
su falta de sentido por la vida está enraizado en esta forma de
educar para el trabajo? ¿acaso ahora que se busca que los
estudiantes sean más activos no terminan siendo más inactivos, que
cuando según los críticos el estudiante era un ser pasivo en el
proceso de su aprendizaje? ¿dónde radica esa indiferencia por su
educación y esa apatía por el o los sentidos que tiene o puede
tener su vida? Lo que pasa es que cada vez son más cosas y menos
humanos, esa subjetividad de cosa es la que los lleva a que cambien
constantemente, y es eso lo que hace que esta sea una sociedad como
dice Bauman líquida. Sin embargo, en lo liquido existe algo que
permanece, el problema que ahora todo es efímero todo se desvanece,
por lo tanto, estamos ante una sociedad evaporada.
De
allí que para que pensar en identidad en una sociedad evaporada y un
mundo que se globaliza, para que hablar como aparece en el numeral 1
de los fines de la educación de: “El pleno desarrollo de la
personalidad sin más limitaciones que las que le imponen los
derechos de los demás y el orden jurídico, dentro de un proceso de
formación integral, física, psíquica, intelectual, moral,
espiritual, social, afectiva, ética, cívica y demás valores
humanos”. Si ya sabemos que todo eso es como dice Foucault una
subjetividad que se le construye al hombre, de esta forma todo eso es
un constructo. Lo de la identidad y la personalidad es una
construcción social que busca que los hombres piensen de acuerdo al
orden en el que se encuentran, bien sea en una sociedad capitalista,
socialista o comunista. Por lo tanto, la educación al estar al
servicio de los intereses sociales construye una subjetividad que
satisfaga esos intereses, y la evaluación es la primera forma de
totalitarismo que experiencian los pelaos cuando entran a una esfera
pública como es la educación.
Mientras
seguía el recorrido vio una multitud que se acercaba corriendo,
despavorida y ella y sus compañeras de escuela detrás con unos
bolillos persiguiéndolos gritándoles terroristas, reconoció el
rostro de varios de sus estudiantes, y se detuvo en el rostro del
estudiante que un día en clase le dijo: nos están matando con esta
educación. El canto de los gallos en el patio la despertó, se
levantó sobresaltada, empapada de sudor. Como pudo bajo sus pies de
ochenta y cinco años y se puso las chanclas, el corazón le
palpitaba. Mientras hay vida todo puede cambiar se dijo, abrió la
puerta del cuarto, caminó por el corredor hasta llegar a la puerta
metálica que daba al patio, la abrió y el sol empezaba a develarse
encima de la serranía, lentamente, sin afán, como quien mira a
alguien sin que lo detecten. Volvió a la casa entró al baño se
lavó y luego se puso a hacer el café que se tomaría para luego
barrer las hojas secas que los palos de mango habían dejado caer, se
asomó por la cerca y los niños alegres se dirigían al colegio. Los
saludó y ellos la saludaban, adiós seño Quinti, y con una sonrisa
se dijo ahí va el futuro del país y el mundo, eso es lo que siempre
se repite, que ellos son el futuro, pero nos hemos preguntado ¿cuál
tipo de futuro? ¿cuál futuro? ¿ellos saben que lo que nosotros
decimos es su futuro realmente es nuestro ahora planteado como
necesidad que debe ser satisfecha?
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