miércoles, 16 de mayo de 2012

América Latina el espejo de Frankenstein




Hoy quiero hablar un poco sobre Frankenstein como representación del Estado y este a su vez como artificio de la razón, la economía, la téchne, la religión y la política. El problema del que gobierna consiste precisamente en desdoblar todo un desencadenamiento de formulas que rayan entre la ciencia y la esotérica de los sistemas diseñados para que el Estado funcione como una máquina colectivizada y humanizada si se quiere, - en nuestro caso-,  el fenómeno Frankenstein agrupa esos principios, es decir, que dicho fenómeno se equipara dentro del horizonte de la razón instrumental y esoterista, a países y gobiernos como:  Colombia, Brasil, México, Venezuela, Perú, Bolivia, Argentina, Ecuador, Etc., cuando el que gobierna busca por medio de artificios descargar potencias eléctricas llamadas de algún modo: tratados, aperturas, libre comercio, acuerdos bilaterales, o alianzas estrategias, pero sobre todo modelos copiados de la masa global de las teorías políticas y liberales o no-liberales; todos estos gobiernos quieren despertar el cadáver social-antropoformizado y significado con el nombre de Estado porque: “Frankenstein aspira llevar la luz a los hombres, a desparramar <un torrente> de luz por nuestro tenebroso mundo”.

Europa hace casi dos siglos buscaba afanosamente un medio, un sistema, una formula, una palanca, una  estrategia “química”, “física”, “económica”, “político-militar” que le permitiera convertir su cloaca humana en una colcha de retazos ideológicos, en un ser viviente, una masa vivificada capaz de razonar, de pensar, de ilustrar el modelo neo-liberal,  llevarlo hasta la misma medula del hombre transmutado en el “Súper Hombre” quizá Nietzscheano. Los estragos de aquel viejo ideal, no se hicieron esperar, pues, tienen hoy al viejo continente inmerso en una “crisis”; crisis casi siempre asociado con el espíritu capitalista y social;  la “hybris”. Hybris en sentido de “gran vacío”, como fuerza destructora y caótica que encierra la construcción de un modelo basado en la “Téchne y la Díke”; técnica y política es el resultado envolvente y misterioso, de cuya amalgama  hoy el mundo se desgarra creando una grieta en la invención maquinista donde la Maquina-Estado se rompe al sobrepasar la locura, las razas, la alquimia, la libertad, el sexo, la biotecnología, el medio ambiente, los recursos globales y planetarios; el hacer político, la cultura, el arte, el amor y el odio por nuestro semejante se hunden bajo el precipicio de la razón y la fe, fe en la razón desvertebrada y mecánica de la política y la economía, o sea un Frankenstein degenerado y mustio.    

Latinoamérica busca afanosamente revivir un cadáver social y político usando el mismo ideario de reconstrucción, de afincamiento de la “Transmodernidad” que habla Enrique Dussel, pero llevando hasta sus últimas consecuencias la alquimia y las fuerzas embrionarias de la  mentalidad aún Moderna de sus gobernantes. El ejercicio prometeico o luciferino de llevar la antorcha,  la luz a los hombres continua su curso,  fuerzas que  inoculan el conocimiento están irrigando el alma de un cuerpo social que funciona gracias a las estrategias del “bio-poder”, del “meta-poder” de la “bio-política”  del control  político y económico. El Mundo aún continua en la región más oscura del pensamiento, no escapa de sus propias trampas cognitivas, se estaciona y se desplaza en sentido meta-cristiano, como una fuerza involuntaria que renueva sus heridas y las hace llagas de su propio misterio existencial. Frankenstein es la mitocondria que pretende levantase en medio de los designios del capitalismo voraz, de las fuerzas constructivistas que pretenden moverse en un mundo desarraigado y superfluo. Negri habla de “Multitud”, de “Imperio”, Gramsci de “Hegemonía”, Kant de “Razón” Hegel de “Espíritu” todos aportan y recortan según su parecer, en esa misma tónica Yo digo: “Frankenstein Somos Todos” y Latinoamérica es el terreno donde la “Vitalpolitik”, se erige como un coloso desfigurado producto de las fuerzas productivas de la meta-conciencia del poder que se iguala al dios Cronos que devora sus propios intestinos y se destruye bajo sus propias fuerzas inventivas.   

Cuál ha sido el paso del Mito al Hecho, se puede computar de la siguiente manera, el sistema Colonial, sigue funcionando en la medida en que el dispositivo colonial se abre  hacia el horizonte de la vida, se configura en lo que Foucault denomina “Economía del cuerpo social, es decir, la economía de mercado en función del comer, el vestir y la muerte”; de allí surge el adefesio que somos, mitad bestia mitad maquina. Mitad cristiano mitad demonio. Frankenstein desarrolla el post-golemnismo metafísico que pretende de un solo tajo reparar un mundo que vive gracias al caos que lo anima. El desierto que será América latina se debe a dos cosas en particular: la primera, consiste en su capacidad de apalancarse en la vorágine de sus habitantes, y la segunda, en su deseo de renovarse para el retorno de los dioses. Allí se fecunda su ontología metafísica de la búsqueda de labrar un puente que permita unir a Dios, la máquina y el hombre. La oscura sangre de Frankenstein subsume el elixir de la vida, las plagas humanas se ven derrotadas en las puertas de su propio infierno metafísico de la razón y la fe. Y mientras tanto las leyes orgánicas de la conciencia humana devastan las reliquias perdidas de un hombre creado para la guerra y el trabajo, es decir,  jamás pensadas para el goce o la vida contemplativa.  

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