jueves, 24 de febrero de 2011

DE NUEVO EL CALAMBUCO


Arte-facto: el calambuco y el crimen en Colombia


El calambuco, es por naturaleza una pieza que se utiliza en la región Caribe de Colombia para almacenar entre otras cosas, agua, chicha, guarapo, o el mejor de los casos ñeque, bebida alcohólica que surge como una necesidad de cerrar el paso a la industria del contrabando en la Guajira Arriba, “donde nace el contrabando”. Pero también es una raíz idiomática para referirse a una situación donde el sujeto, es decir, el hombre se encuentra en descontento consigo mismo, de ello se desprende el vocablo: estoy encalambucao. Encalambucarse es propio de estas tierras, es dejarse invadir por el hecho de no poder resolver una situación que le es ajena. Toda la región Caribe exceptuando San Andrés Islas, convive con el estado de ánimo del hombre que se encalambuca gracias al fenómeno de la violencia, ahora generada por las “ba-crim”, o mejor sustanciadas bandas criminales. Las cuales son el producto de la tarea sistemática de las organizaciones delictivas que aún funcionan desde las cárceles, fincas ganaderas, regiones cocaleras, o desde los monopolios industriales como las bananeras o las palmeras.


La muerte de varios estudiantes en esta región del país es la clara muestra de esta situación, me refiero, a la de estar encalambucao, cuando el sujeto se encalambuca se expone a buscar respuestas que tienen que ver con aquello que lo afecta y afecta a un pueblo en general. La resultante de este estado es que se corre el peligro de enfrentarse con aquello que monstruosamente no lo deja en paz. O como diría el asesinado Jaime Garzón, a manos precisamente de una de estas bandas criminales, la paz es la viuda de la violencia, el mejor hecho lo representa una política de estallido.


Te estallan, que es lo mismo que te matan. Así se resuelve en Colombia y en todas partes del mundo el querer salir del encierro mental, a lo mejor, los libaneses, o los egipcios también están encalambucaos, una vez estéis en este proceso de catarsis lo mejor es revelarse contra aquello que encierra tu mente, pues, estar encalambucao es estar encerrado en una doctrina, en una secta de pensamiento hostil, un régimen que te persigue para que no te salgas del calambuco que te han construido, así funciona el imaginario de la criminalidad en todo el territorio nacional.


Para Platón el mito de la caverna es el modo como los hombres deben salir de su estado de sombras para alcanzar la luz. Para el hombre de la región Caribe, el calambuco es el elemento que representa esta tara de las regionalizaciones y la segmentación de la violencia armada, del juego armado, del juego gobiernista, del asunto milimétrico de la repartición de las tierras productivas, y de las zonas mineras. El crimen es el arte-facto que sirve a las bandas criminales para que los menores de edad delincan, es decir, en Colombia el código del menor es una ley hecha por criminales, y para criminales.


Ni el bálsamo del totumo sirve a los hematomas que tiene el cuerpo social colombiano. Ahora se trata en Colombia de abogar por una tercera vía en la línea gobiernista de la unidad nacional. El paradigma de la fe, del buen gobierno, del buen vecino, del buen escucha, es decir, se encalambuca y se criminaliza con el derecho a la armas y a las conductas de quienes ejercen el poder de producir armas bélicas. Nada más siniestro que un calambuco de hierro, y plomo, viene a ser lo mismo que una democracia fundada desde las trincheras en complicidad con los úteros que se retuercen con el milagro de la bienestariana y los preservativos imaginados de los medios de comunicación. Nuestro MAYOR CRÍMEN es elegirlos en cada gobierno, y nuestro castigo, es cavar las tumbas de quienes se oponen a ello... enotonces ¡que se rompa el calambuco y que viva la música vallenata!

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