sábado, 16 de julio de 2011

¡QUE VA A SABER PLATÓN DE MICROFÚTBOL!

Más de un lector, si cuento con la suerte de tener más de un lector, se ha despeinado ligeramente con las letras que publicó hace algún tiempo en el blog; y de verdad, hoy quiero confesarme ante ustedes y explicar porqué escribo lo que escribo. Desde que me propusieron formar parte de este equipo de trabajo, he fatigado mi mente intentando escribir algo que tenga que ver con filosofía, incluso estuve en un coma temporal de dos días después de terminar el escrito sobre Kant y Jiggy, el neurólogo me recomendó trabajar temas más light, así que es una cuestión de salud.

Lo anterior lo digo como una advertencia de buena fe a todos los que intentamos escribir sobre filosofía porque observo con gran preocupación que hay 10.000 entradas, que están estrechamente ligadas a los primeros síntomas de alopecia de cada uno de los que participamos en este sitio, no los que escriben, los que leen también. En otras palabras, hay una pandemia de hombres que pueden terminar en el hospital o lo que es peor, calvos y sin amor.

¿Qué podría decir yo sobre Platón? Si éste no conocía el microfútbol y nunca vistió orgulloso una camiseta descolorida, baleada por polillas en un cotejo de barrio. ¿Cómo explicarle a este señor que un ídolo de oro con forma de balón es más real y representa la idea máxima de lo inteligible en este mundo? O lo que se supone más importante, que un petaco de cerveza es la paideia en todo su esplendor. Está claro que ellos podían dedicarse a este oficio porque no tenían neurólogos ni trabajo, así que también es una cuestión alimenticia, es decir, futbolística.

La verdad creo que hay que celebrar que a pesar de todas estas complicaciones, tengamos tantas visitas (aunque sea yo entrando una y otra vez a la página); y ya que estamos de fiesta, tiremos la casa por la ventana, y de ser posible nosotros también caigamos con la casa.

Daniel García L.

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