Segunda parte de la entrevista al maestro Peyaye.
J: Lo que puedo entender de su exposición y de manera concluyente es que la educación al estar en la esfera de la economía de los Estados se volvió en una mercancía y que en ese andamiaje llevó al conocimiento y al alumno a lo mismo. Maestro, el sueño - por llamarlo de alguna manera - de los idealistas y más precisamente los idealistas alemanes era el de una educación que formara, el famoso Bildung, sin embargo, el tiempo nos muestra que si se puede hablar de una formación no es precisamente la pretensión de un sujeto ilustrado, por el contrario, el hombre como usted lo decía anteriormente cada vez hace menos uso de las facultades espirituales como las denomina Hanna Arendt, nos vemos en un ambiente donde ese hombre superfluo al que Nietzsche tanto criticó, se ha apoderado del mundo. Hasta dónde se requiere revalidar la idea del superhombre en la educación teniendo en cuenta que usted hablaba de una transvaloración de los valores educativos.
M. P: Bueno, la verdad es que esa idea del superhombre ha sido criticada fuertemente, es considerada peligrosa porque está en relación con otra idea de Nietzsche que es la de la voluntad de poder. Por lo tanto, se ha visto como una idea donde un individuo posee un poder tal para someter al resto. Además, los pragmatistas ven en esa misma idea a un hombre que sólo considera válido aquello que le es útil para satisfacer sus deseos de poder. Si tomamos estas lecturas podemos sentir un gran temor, incluso haríamos de este autor casi que el origen de lo que ahora tenemos y, yo no comparto tal perspectiva. Primero, porque en las dos ideas lo que hay de fondo por lo que he leído es un carácter creador y artístico, no en vano la danza es un elemento primordial en el Zaratustra. Precisamente lo que prevalece en el superhombre es la vida dentro de su marco trágico y, la voluntad de poder es la voluntad del hombre de ser creador y de crearse en el mundo por medio de la vida. Si lo miramos bien, la idea pragmática termina siendo lo que el mismo Nietzsche denominó negadores de la vida. El superhombre no es otra cosa que el individuo que asume la fragilidad de la vida y en consecuencia sabe que danza sobre una cuerda, pero esa danza ha de ejecutarla con arte, allí se halla a sí mismo en el reconocimiento de su finitud. En este orden la utilidad no tiene relevancia, es precisamente en esto donde si el hombre es arte significa que no es útil, es lo no útil que habla Bataille. Por lo tanto, la idea del superhombre puede pensarse en relación a ese ser nuevo que entra al mundo y que la educación debe llevarlo a ser no útil a un orden que menoscaba la esencia humana y el sentido de la vida, sentido que no se encuentra sino en el arte.
J: Sin embargo, tal concepción implica un retorno al ocio que nos pone de frente ante la pregunta y cómo vamos a comer, vestir, y una serie de cosas que ya no podemos dejar de lado. El hombre necesita trabajar para darse ciertos gustos, ante eso que prima desde hace mucho tiempo hay que pensar realmente que es lo que hay que hacer.
M. P: Claro, que hay que pensarlo. El problema es que si te entregas al trabajo te olvidas de la vida. Hace mucho tiempo que el trabajo es para el hombre, lo que la religión es para los religiosos y la verdad para los científicos y filósofos; terminan olvidando que están en un mundo y ese mundo, es el mundo de la vida, en él, tanto lo religioso como la verdad o el conocimiento son necedades negativas. Mira lo que dice un dicho común en estas tierras: “el hombre que trabaja y bebe déjenlo gozar la vida”, eso significa que aunque sea necesario realizar una labor, ésta debe estar al servicio de la consumación del acto vital, no se puede agotar el acto vital al servicio de una labor, si se hace lo segundo el hombre se dedica a sobrevivir y, este aspecto produce asco, es inhumano, la sobrevivencia nos hace meros espectros y funcionamos de manera automática, en este sentido es que pueden prever lo que hacemos y lo que podemos llegar a hacer, no en vano el auge de la publicidad a partir del siglo pasado, conocen o creen conocer - y les ha funcionado – las dinámicas humanas. Es gracias a la sobrevivencia que regulan nuestros actos, amordazan la vida. Quienes creen que el trabajo es el fin del hombre, - teniendo en cuenta la religión - son seguidores de Pablo y no de Jesús, éste reconoció que la vida nos fue dada para crearnos en ella, por lo tanto, este tipo de hombres trabajadores ciegos, que buscan la mera satisfacción del cuerpo, de sus necesidades biológicas son hombres langostas, se mueven o trabajan para comer y cagar, la mierda no es su trascendencia es su trascendentalidad. En este sentido puedes acercarte al cuento de Kafka el ayunador, encontrarás una muestra del hombre que prefiere ser, aunque para ello deba morir de hambre, acepta que el ayuno es una forma de rebelarse contra un orden, es una postura autónoma de un hombre contra un mundo que le es extraño porque somete al hombre a unas corrientes que difieren de la esencia humana.
J: Algunos consideran que los personajes kafkiano en los cuentos buscan un escape, por eso son seres pequeños, incluso alguien habla que en Kafka hay un tipo de autonomía que denomina autonomía renunciada. Ahora, que la realidad conduce a los hombres a una especie de sobrevivientes implica que se disuelve el límite entre vivir y sobrevivir, incluso confundimos una con la otra.
M.P: La confusión o la eliminación de esos límites es el fin del lenguaje, y en el caso preciso de la publicidad es la esencia de su lenguaje. Porque pareciera que la función del lenguaje no fuera otra que poner la lápida sobre la facultad humana de pensar, hay que estar muy atentos a esta forma de proceder, debido a que cada vez necesitamos pensar menos , creyendo que todo es perfecto, que este mundo es maravilloso, cuando en realidad es como dice ese tango: “ que el mundo ha sido y que es una porquería ya lo sé en el quinientos diez y en el dos mil también” – creo que dice así -. Lo importante es que tenemos que pensar que éste no es el mejor de los mundos posibles. Ese mejor mundo es el mundo de la vida, el mundo del arte.
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