El
2012 ha pasado bajo las sombras de místicos y profetas sin mayores
complicaciones, los empresarios del horror hicieron lo suyo, las
agencias de viajes agotaron hasta las saciedad sus itinerarios y los
menos atrevidos viajaron por tierra hasta sus destinos, era la última
navidad en casa, al final como dicen los que saben todo no dejó de
ser lo que la NASA predijo: “Simples despropósito de la fe”;
aunque, algunos destetados se alzaron en vulgares oprobios en contra
de las “predicciones” Mayas, gracias a los cálculos mal hechos
la cosa al final no pasó de las múltiples conjeturas de la razón a
las neolíticas profecías de nuestra incomprensión del Tiempo que
lo desbarata todo, mírese por donde se mire el fin del mundo o el
fin de la “Historia” cosa que plantea el títere de Fukuyama,
no es otra joda que la “trampa del tiempo” en la cual nos tienen
metidos religiosos, adivinos, políticos y canales de televisión,
etc., el Tiempo para los Mayas es otra vaina, una cuestión que no
está hecha para filósofos o científicos de la madre tierra.
Por
consiguiente quiero hablar más bien de un fenómeno que nos está
descerebrando aun más al poco público decente que nos queda en cada
hogar colombiano: Los Reality Shows. Según un portal de preguntas y
respuestas: [Un
reality show, es un programa de Televisión donde se hace un
espectáculo televisivo a partir de la cotidianidad o "realidad"
del día a día de la vida de un grupo de personas. Por lo mismo
algunos lo traducen como "telerrealidad”]; Ahora bien, en
Colombia hubo un promedio de cinco de estos programas en el 2012,
dando como resultado un proceso que se ha ido enquistando en la
memoria urbana, rural y juvenil de todas y de todos, al punto de ser
otro tipo de dispositivo como las pirámides o las economías para
amas de casa y desempleados: los multinivel, es decir, que sólo se
“enriquece” el que logre la cima del éxito, bueno esto gracias a
los demás.
La
idea central consiste en llevar al sujeto hasta un punto ciego, o
punto sin retorno donde los códigos más íntimos de la persona se
ubiquen en una dimensión ajena, creada, manipulada; para el caso
colombiano la tarea no es difícil, pues, la idea de espectáculo no
existe, lo que existe es una serie de formatos de competencia, de
lucha, de segregación social, regional, étnica, política y
cultural. El sujeto se mueve entre la fantasía y la interrealidad,
pues, el sujeto solo busca desarrollar el concepto de la competencia
en su máxima expresión, es decir, llegar al final del recorrido
salvando una serie de obstáculos por medio de pruebas y dejando o
pasando por encima de los demás competidores, ahora bien, el público
permite configurar este tipo de prácticas mediante el “rating”
o el consumo de la propaganda de productos para el hogar, el cuidado
del cuerpo y la banca nacional. O sea, nada distinto a lo que ocurría
cada cuando llegaban los gitanos a Macondo.
La
cuestión del Reality aumenta en la medida en que es una nueva
practica descarada de acumulación de riquezas de los medios
televisivos gracias al “VOTO” vía celular, fortaleciendo de esta
forma a los centros de poder mediático, a las estructuras pensadas
en función de un público lleno de necesidades no satisfechas, o
sea, calidad de vida, llenando más el corazón de penurias a los
pobres imposibilitados que buscan ingresar a la industria musical o
el modelaje, este tipo de programas buscan esencialmente elaborar o
reforzar estructuras sociales pensadas en la idea de la felicidad,
-el sueño moderno o post-moderno-, a fin de cuenta ya no se sabe
dónde está o dónde se esconde el dios dinero, de ahí que el
futuro como proyecto de vida, o la necesidad de triunfar ahora se
erigen como las palancas universales de la economía global; -deje de
criticar a las fuerzas productivas y lo invitamos más bien a que se
sumerja en las tripas de los que sueñan y ganan-.
Pero
la masa muscular del Reality va mucho más allá de la simple idea de
ganar un premio o una posición dentro de la escala de valores
económicos que sirve de zanahoria para que el asno o asna que logre
cruzar el puente se comprometa con el canal o la productora del
programa por un periodo no inferior a los cinco años; esta forma de
esclavitud se legitima en la medida en que logra satisfacer cierto
tipo de deseo de la familia, pues, la trampa consiste en tener la
“aptitud del triunfador” del nadador que logra cruzar el río sin
mirar hacia los lados, y la familia es la clave para que este tipo de
formatos para televisión funcione, quizás Saramago cuando escribió
la Caverna estaba desenvolviendo los códigos Mayas del fin como
medio de la realidad imaginada que nos venden los medios y la
televisión, o porqué no también la de los partidos políticos, o
tal vez la de los tratados de libre comercio; pues, así como estaban
encadenados los personajes que fueron hallados en los sótanos bajo
un gigantesco complejo comercial en la novela del maestro José, de
esa misma forma encadenan noche tras noche como en el mito de
Prometeo a los miles de cíclopes que sin memoria se juegan el último
suspiro de fe que les queda en los bolsillos mientras el carnicero
afila el acero digital del deseo y la propaganda.
En
la caverna nacional los esclavos se reflejan en los muros invisibles
de las largas filas de imaginarios vencedores en un ultramar de
concreto que los enajena y los llena por un instante de una atmósfera
de vitalidad recreada como si fueran los más famosos del mundo; las
luces y el oropel les conmueve las entrañas hasta hacerlos parir
lágrimas que el sagrado corazón de Jesús no puede. Y así, en un
silencio de día y un estruendo de noche, los millones de mirones
juegan a la realidad untada de sueños, mientras los números y las
cifras records llenan estadios completos una vez rueda la pelota;
espectáculo o no, los Reality desplazaron el horario sagrado de
novelas y novelones por un ramillete de desgraciados que sueñan con
acabar con el hambre de ellos y el de sus familias.
Mientras
tanto los Mayas continúan serios e inamovibles viendo como la rueda
del tiempo se convirtió en la rueda de la fortuna de los más rico,
a su vez los más pobres lazan improperios contra sus cabalas del fin
del mundo asegurando de ese modo un nuevo Reality que se denomine:
Desafío 2013 “La Reconquista Maya: EL RETORNO DE LOS DIOSES”,
grabado en formato Cine no se lo pierda es hora de comenzar una nueva
aventura...y más allá en el fondo de la caverna global solo se
escucha el ja...ja...ja... del diablo que se tiñe de negro para que
no lo vean lo niños mientras el fuego chispeante de las imágenes
les quema la cabeza.
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