viernes, 12 de noviembre de 2010

MELANCOLÍA


No halle las fuerzas. Para detener el llanto.
El ave de la alegría. Voló y voló. Al ocaso.
Crepúsculos de seda, cubrieron el cielo.

Y mi voz al viento, pedía la paz del silencio.
Donde se escampara mi alma: “de la tenaz tormenta
que causo la furia de mis batallas".

Una filosa daga de olvido. Degolló al pasado.
y un reloj de ilusiones. Se rompió en mil pedazos.

Lagrimas de plata, brotaron de un espejo.
Al mirar con horror. Su miserable reflejo.

Es verdad. Ya no soy yo. Pero tal vez si.
Soy el reflejo de una lánguida tristeza.

No sé que me pasa. Pero tal vez lo sé.
Estoy enamorado, de un recuerdo de ayer.

Algo que paso. Como el verano del 97.
Brillo como el sol, y se perdió. En el laberinto frío,
de la negra noche.

No puedo preguntar a dónde iras.
Pues de mi alma, nunca te has ido.

Es tan largo el viaje, cuando se busca el olvido.
Y es tan corta la dicha. De aun estar vivo.

Y saber que donde estas. Ya no estas conmigo.

Plutón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario