lunes, 15 de noviembre de 2010

TEXTO LEÍDO A ESTUDIANTES DE 10º Y 11º EN BOGOTÁ II



“La miseria del Historicismo”
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-Un preludio de nuestra decadencia-.
II
Ahora bien, cómo en el caso de nuestra pregunta acerca de la importancia de las ciencias humanas en la actualidad podemos nosotros hilarla con el argumento de Popper en esta mañana todos los aquí presentes.
Digamos entonces que la historia al igual que los principios de las leyes físicas parte siempre de premisas, o mejor aún de hechos precisos para el caso que nos ocupa. Imaginemos que una ley es algo que nosotros establecemos como viabilidad para todos, golpear a nuestro compañero que nos cae mal podría sea una de ella, es decir, estamos partiendo de que existe en el argot popular un principio que nos obliga a enfrentarnos al otro como si este fuera el principio de mi ley natural, la cual se ampara en el decir popular de la sociedad en su conjunto. Por consiguiente la miseria de este principio se ajusta al criterio de verdad que la instauración de cierto modelo de comportamiento es validada siempre y cuando exista el otro como principio para validar mi forma violenta de comportamiento social y político.
En dónde aparece entonces el carácter cientificista de las ciencias sociales cuando cada sujeto de una sociedad se comporta de cierto modo validando dicho principio validador de los comportamientos sociales y grupales, es decir, el sociólogo lo dirá más o menos así:* en el Colegio Liceo Cultural Las Américas tantos estudiantes son propensos a la violencia armada, tantos les gusta el licor, otro tanto la disciplina, y un poco menos de la mitad son atentos a algún tipo de deporte. Como ven ahí radica el porque de la miseria del historicismo que busca agenciar al ciudadano partiendo de modos de comportamientos que el sujeto aplica gracias a una especie de ley del comportamiento humano.
Lo que permite que una ley sea una ley es que el hombre la considere universal. Digamos entonces que nos consideramos violentos todos los aquí presente desde el campo político, gracias a que los índices de mortalidad por comportamientos anti-social así lo demuestran, pero si preguntamos a nuestros padres cuantas veces han estado en prisión por ser violentos quizás respondan que nunca. A tal principio de universalidad Kant diría, con el sólo hecho de que exista un cisne de color negro cuando la ley a promulgado que todos los cisnes son blancos, está ley en si misma ya no es, ni puede ser considerada como ley universal de la naturaleza, es decir, lo que quiero que entiendan mis queridos oyentes. Es que las acciones humanas desbordan por sí mismas en únicas e irrepetibles, de este modo no crean que al copiar cierto principio de universalidad con sus semejantes están haciendo algún tipo de ciencia, bueno quizás, la de asnos y nosotros estamos muy lejos de ser asnos; de algún sistema cerrado como el científico o estadístico.
Popper ve con menoscabo el proceso de aglutinamiento en que han convertido las ciencias de su tiempo al hombre de su época, menos mal que no está vivo porque bajo el consumismo desbordante no tardaría en morir otra vez al instante. Continuando con el rigorismo a que nos quieren someter bajo sistemas cerrados como el de las ciencias positivas, el autor alerta sobre el peligro de querer agrupar al hombre en procesos históricos totales que las leyes de la historia imponen a los hombres, según afirman los historicistas, por el contrario sólo bajo un sistema abierto quizás como el democrático la sociedad puede salvar el escollo al cual lo están llevando argumentos como la ingeniera social estructurada principalmente en países desarrollados y que nosotros copiamos, como decía hace un momento, como modelos.
Para terminar quiero decir que el objeto de todo sistema científico consiste en elevar al canon de racional todo aquello que el hombre puede seguir de principio a fin, sabemos como dicen los exegetas bíblicos que habrá un fin, y ese fin o apocalipsis como dice Eduardo Galeano el de Las Venas Abiertas de Latinoamérica, es el que nos hará ahora sí, la naturaleza; el cual consiste en el juicio inminente de toda la humanidad en su conjunto cuando ya no tengamos oxigeno, alimento, agua, vida finalmente. Es decir, las ciencias sociales permiten dirigir hasta cierto punto el comportamiento del hombre en sociedad, pero lo que no puede determinar es cuál va a ser el fin último de sus leyes un tanto universales. El llamado que tenemos que hacernos todos los días es: ¿cuál es nuestro punto de partida en los dilemas que nos atañen en nuestra sociedad? Y ¿cómo puedo yo ser libre en el sentido Aristotélico en ser capaz de resolver el reino de mis necesidades, sin que estás me conviertan en esclavo de mis vicios, o mejor aún como diría Barú Espinosa de mis pasiones?
Para Popper la falsación consiste en refutar una ley y hacer de una de ellas un principio de verdad en tanto que avanza en su saber absoluto, sólo como un principio de causalidad, lo drástico consiste en elevarla al titulo de legitima aún cuando haya sido falseada anteriormente, es decir, cuando decimos somos tercermundista caemos en error de darle el criterio de verdad, lo que habría que hacer es falsearla al decir a quiénes la han impuesto dónde ha surgido tal idea como verdad universal, y demostrar con argumentos de validez en ese mismo sentido al igual que las utiliza los universalistas globales, y responderles: su ley se hace universal en la medida en que su sistema necesita que así sea, para que otro sistema también como el desarrollista valga para nosotros en tal sentido, y lo convirtamos en esencial para nuestra supervivencia.
Sin embargo hay que tener claro que lo único que nos permite acercarnos como conocedores de cierto tipo de verdad es la necesariedad como dice Dussel en dejar por fuera, los hechos vinculante que terminan dominando al hombre haciéndolo presa de sus miserias, es decir, lo que permite que un sistema social se rompa desde el mismo principio universal de la termodinámica es, que dicha sociedad tenga la capacidad de erigirse como rectora de su propia voluntad creadora, para ello se hace necesario una ideología no el sentido lato del termino sino, una que sea capaz de formar a los hombres que sean capaces de forjarse un sendero distinto al de las armas, a menos que estás armas sean, las que se usan para hacer obras de arte en cualquiera de sus formas.
Aquí creo que debe desembocar el destino de todo hombre, en un ser que sea capaz de contener la historia y rediccionarla hacia otros horizontes que no sean los que se han marcado desde que se instauró el Estado Moderno con firmeza después de la Revolución Francesa, el cual nos tiene sometidos a leyes donde el mercantilismo y la propaganda de los medios de comunicación se sirven a la mesa con nosotros un bocado exquisito que el capitalismo no saborea jamás. Y lo que nosotros o ustedes como jóvenes pueden dar en espera es que les permitan analizarlas detenidamente, sino que más bien se tomen ustedes el trabajo de sopesarlas cada día y sospechen de todo aquello que parte de premisas reales, cuando el mundo es el espacio perfecto para que todos nuestros actos nos reafirmen la capacidad de ser autónomos y sobre todo responsables de nuestro comportamientos más simples, y definir por fin que nuestra miseria se debe a nuestras riquezas.

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